Dietas antiinflamatorias
Una cliente que viene de padecer una larga enfermedad y recibió amplias dosis de antibióticos y demás medicamentos, me dispara una pregunta sobre las dietas antiinflamatorias: ¿Qué es lo que se necesitas saber sobre este tema?
Para empezar, la inflamación es el sistema de defensa natural del cuerpo. El cuerpo se inflama como respuesta inmediata a lesiones como una fractura, cortadura o quemadura. El sistema inmunológico libera sustancias químicas para aumentar el flujo sanguíneo y las células inmunitarias (células que eliminan partículas dañinas) al área dañada. Este proceso suele detenerse al cabo de unos días, una vez que se completa la curación.
Sin embargo, la inflamación crónica ocurre cuando esta respuesta está "activa" durante largos períodos de tiempo, lo que lleva a la liberación continua de células inflamatorias que dañan las células sanas. Puede ser el resultado de infecciones persistentes, trastornos autoinmunes como la artritis reumatoide y el lupus, o factores del estilo de vida como el tabaquismo y la obesidad. La inflamación crónica puede contribuir a enfermedades crónicas como la enfermedad coronaria y la diabetes tipo 2.
La inflamación crónica juega un papel clave en la aterosclerosis, donde se acumula material graso (placa) dentro de los vasos sanguíneos. Esto puede provocar ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. La inflamación daña las paredes de los vasos sanguíneos, permitiendo que se acumule material graso. El sistema inmunológico identifica el material graso como un cuerpo extraño y desencadena una respuesta inflamatoria, lo que hace que el material graso crezca y se vuelva inestable. Esto puede provocar que estalle y se forme un coágulo. Si un coágulo bloquea el flujo sanguíneo en el corazón, puede provocar un ataque cardíaco; si ocurre en el cuello o el cerebro, puede provocar un derrame cerebral.
La comida también hace que el cuerpo se inflame. Ciertos alimentos como los arándanos, el aceite de oliva, las espinacas, el té verde, la cúrcuma y el pescado azul pueden tener efectos antiinflamatorios, mientras que las carnes procesadas, los alimentos ricos en grasas saturadas y las bebidas azucaradas pueden promover la inflamación.
Los alimentos antiinflamatorios por excelencia son las frutas y vegetales porque contienen antioxidantes que dan a las plantas sus colores vibrantes, ayudan a proteger los revestimientos celulares y pueden prevenir, retrasar o reparar el daño celular causado por la inflamación. Igualmente, los cereales integrales como frijoles, lentejas, nueces y semillas son excelentes fuentes de fibra, que ayudan a reducir el colesterol y estimulan el crecimiento de bacterias intestinales saludables, lo que respalda el sistema inmunológico. Algunos pescados como el salmón y las sardinas son muy buenos porque contienen grasas omega-3 y ayudan a reducir la presión arterial, los niveles de grasas triglicéridos no saludables y la inflamación, lo que reduce el riesgo de enfermedad coronaria. También los alimentos fermentados como el yogur, el kéfir, la kombucha y el kimchi están llenos de bacterias "saludables" que apoyan la salud intestinal e inmunológica. Las hierbas y especias antiinflamatorias como la pimienta negra, el jengibre, la cúrcuma y el ajo se han relacionado con propiedades antiinflamatorias.
Sin duda, mantener una dieta saludable ayuda a controlar la inflamación, al igual que adoptar hábitos como no fumar, hacer ejercicios físicos y conservar un peso normal.
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