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El rol del Arroz Blanco en la dieta Asiática

Rafael Carles

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El rol del Arroz Blanco en la dieta Asiática

¿Por qué hay países como Vietnan, Corea del Sur, Japón y Camboya con bajos niveles de sobrepeso, especialmente si comen tanto arroz blanco?
Después de varios años de investigar y estudiar las condiciones de nutrición en diversos países, a menudo me hago la misma pregunta, sabiendo que existe ese concepto generalizado aquí en Panamá que comer arroz blanco engorda.

Pero nuevamente, luego de estudiar los países menos obesos del mundo, ¡adivinen qué! Comen mucho arroz. No es un hecho oculto: en promedio, un camboyano moderno típico consume 210 libras de arroz al año y un japonés come 185 libras; en comparación, los panameños consumen alrededor de 130 libras y los estadounidenses comen 25 libras. En los países orientales, el arroz se sirve a menudo en los almuerzos escolares y en las cafeterías gubernamentales. Viene normalmente como arroz blanco de grano corto. Sí, el arroz que se sirve no es integral, negro, rojo ni salvaje: simplemente arroz blanco.

Mucha gente todavía se sorprende ante el término arroz blanco. Si bien la idea generalizada de que todos los carbohidratos son malos ha pasado, disfrutar de los carbohidratos refinados todavía parece un tabú. La gente habla del arroz blanco o del pan blanco como si fuera una sustancia dañina. Los carbohidratos refinados a menudo se asocian con términos como tóxico, cancerígeno e incluso veneno. Que hay que evitarlo a toda costa.

Esto me preocupa, porque el miedo a la comida no soluciona nuestros problemas de salud. El miedo a la comida sólo alimenta nuestra ansiedad. Conduce al extremismo, ya sea comiendo poco o en exceso, dietas estresantes y que consumen mucho tiempo o una relación obsesiva con la comida. Cuando nos encontramos incapaces de cumplir con reglas estrictas de alimentación, nuestra autoestima se ve afectada y nos sentimos fuera de control. Hacemos cosas aún más locas para intentar recuperar ese control. Con el tiempo, crea un comportamiento evasivo que nos impide comer con otras personas y hace que la obsesión por la comida sea un elemento prioritario de nuestro estilo de vida, cuando debería ser un factor complementario que nos brinde alegría.

Entonces, si la población de estos países orientales come tanto arroz blanco y se mantiene delgada (Vietnan tiene tasa de obesidad de 2.7%, Japón de 4.3%, Cambodia de 4.7% y Corea de 5.7%, las más bajas del mundo), ¿cómo entendemos esto? Bueno, el arroz blanco es un alimento básico muy apreciado y es parte de una alimentación balanceada en la cual un simple plato de arroz nunca constituye toda la comida. Y siempre se sirve con dos ideas en mente: moderación y atención plena.

El arroz suele servirse con una variedad de otros platos, comúnmente como una guarnición. Un tazón pequeño de arroz que se combina con sopa de miso, un plato de proteínas de una sola porción y dos guarniciones ricas en vegetales. No existen restricciones alimentarias para este tipo de menú: se puede consumir carne, lácteos, grasas y carbohidratos. Pero con la preparación de esta comida, las personas terminan comiendo principalmente plantas, un poco de todo lo demás y una variedad de tipos de alimentos que te mantienen nutrido y satisfecho.

Además, el arroz blanco se consume con la atención plena de la cultura oriental de comer con conciencia, una forma de comer en la que no nos atiborramos ni nos privamos de comida cuando tenemos hambre. Al ser consciente de lo que come mientras come, termina comprendiendo naturalmente cuánta comida necesita su cuerpo en ese momento. Se trata de intuición y de desarrollar la confianza en tu cuerpo.

Así, el arroz blanco nunca será el enemigo. Los vietnamitas y camboyanos, por ejemplo, se mantienen delgados a pesar de comer mucho arroz blanco porque no le temen. Tienen una relación con él que ni los asusta ni los intimida: en lugar de evitarlo, lo disfrutan en porciones moderadas, con diferentes vegetales, grasas saciantes y proteínas nutritivas. Saben que si se adhieren a los principios de moderación y atención plena, todo les irá bien.

Entonces, mi opinión es que en lugar de etiquetar los alimentos como "malos" y "buenos", deberíamos mirar el panorama más amplio de la alimentación y encontrar formas de incorporar los alimentos que amamos a nuestro estilo de vida y una manera más balanceada para que puedan ampliar nuestras experiencias, conectarnos con nuestros seres queridos, y traernos alegría.

Si tiene preguntas, favor enviar al correo lifeblends@gmail.com.